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"Ojo de pez" Foto: Magaceda
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28mm, en fotografía, es la medida estándar de un objetivo angular. Da una imagen amplia, con mucha información, a veces, según la calidad de la óptica (o lo cerca que estés del objeto/sujeto principal), un poco distorsionada, pero casi siempre bien enfocada. Es el objetivo de los espacios abiertos, de los rincones pequeños a los que hace crecer, de las miradas curiosas...
¡Me gusta ver la vida en angular!
En 50mm, el más parecido a la visión del ojo humano, ya la vemos cada día. Es una focal muy correcta, sin sorpresas, formal. Lo asocio a lo monocromático.
Y con un tele... todo se sobredimensiona (lo bueno y lo malo), se pierden partes del todo y se tiene la sensación de ser un intruso o un voyeur (y la vida ajena es eso, ajena). Es estático, con un enfoque limitado. Desaturado.
El angular es alegre, divertido, dinámico... De brillantes colores. Te da mucha información en una sola mirada. Y si quieres llegar a los detalles, sólo tienes que acercarte
(los pies son el mejor zoom).
Así que, la próxima vez que no veas la salida a una situación, que estés ofuscado, obsesionado, sin inspiración, anclado en el pasado o negativo, ¡abre tu mente y mira la vida en angular, te mostrará nuevos horizontes, retos inesperados y perspectivas sorprendentes!
Me gusta ver la vida en angular, sí, pero al igual que al fotografiar, es bueno contar con más objetivos para, en un momento dado, ver las cosas de manera diferente...
[Esto sólo es una analogía, por favor, amantes de otras focales, no me lo tengáis en cuenta]